Los
negocios familiares estaban generalmente asociados a clubes
específicos, tales como Musselburgh, St. Andrews o Leith. Muchos de los
fabricantes de palos fueron notables jugadores de su época, como Willie
Park Snr, ganador del primer Campeonato Abierto celebrado en 1860,
Willie Dunn Jr, vencedor en el primer abierto de Estados Unidos “no
oficial”, y el legendario Tom Morris el Viejo.
Los fabricantes artesanos de palos de golf
fabricaron aquellas maderas de larga cabeza que predominaron en el golf
hasta la década de 1880. Antes de la industrialización, con la
introducción de maquinaria, todas las partes de los palos de madera se
hacían a mano. Así, para fabricar un “playclub”, el artesano debía
tallar un bloque de madera dándole forma de cabeza con un casquillo
donde insertar el mango.
Para
ello utilizaba un torno especial, adaptado al banco donde trabajaba y
sostenido por una barra que se hallaba fijada al suelo para garantizar
una total rigidez. Muchas de las herramientas utilizadas eran las
propias de un carpintero, sierra, martillo, destornillador, limas
cepillos y brocas. Además se empleaba un mechero Bunsen para fundir el
plomo con el que después rellenar una ranura practicada en la parte
posterior del palo para dar contrapeso y fuerza a la cabeza.
En
la cara y en la parte trasera de ésta se insertaban pequeños entredoses
para minimizar el daño producido por el contacto con piedras y rocas.
Los fabricantes de palos también empleaban sellos para identificar cada
uno de sus productos, y gracias a ellos podemos conocerlos hoy en día.
Entre
otros nombres famosos de artesanos de la época podemos citar los de la
familia Dickson de Leith; Simon Cossar, también de Leith; Hugh Philip,
de St. Andrews (el primer fabricante de palos que se ocupó de dar a las
maderas un equilibrio y forma aerodinámica); Andrew Strath, también
notable jugador, que ganó el abierto de 1885 y la familia Patrick, de
Leven, en Fife.
Algunos
de estos hombres eran tan sólo fabricantes de palos, otros, sin
embargo, trabajaban el los links como encargados del cuidado de los
greens, una especie de chico para todo que jugaba al golf, supervisaba
la buena conservación del campo, daba clases, cobraba las cuotas de los
socios del club y arreglaba cualquier cosa que se hubiera roto, desde
una guadaña hasta un putt.
Poco
a poco este oficio fue evolucionando y con el tiempo los fabricantes de
palos fueron convirtiéndose en modernos profesionales. Los hierros se
utilizaban menos que las maderas hasta finales del siglo XIX. Sin
embargo, conforme el juego fue adquiriendo popularidad, se incrementó la
variedad de palos de hierro.
Entre
los fabricantes de hierros conviene destacar a Robert Brodie, James
Anderson, de Anstruther, la familia Carrick, John Gray, Robert White y
Robert Wilson. Los primeros hierros se fabricaban a partir de dos piezas
de metal, que después eran fundidas y forjadas a martillo. Los nombres
de algunos de estos fabricantes de “cleeks”, inscritos en estos palos,
son Craigie, Brand, Nicholson y Stewart.